Se
instaló en nuestro país por medio de una beca otorgada por el
Gobierno Nacional de Bolivia que le permitió asistir a la Academia
de Bellas Artes, por entonces bajo la dirección de Pío Collivadino,
egresando en 1928 con el título de profesor superior de dibujo.
Comenzó
su inserción en el ámbito de la gráfica alternando los trabajos de
ilustración para revistas y libros con otros de índole comercial.
Por solicitud de Juan Alonso, el entonces director de
Caras
y Caretas,
integró el staff de la publicación llegando a ocupar el puesto de
jefe de dibujantes hasta su cierre en 1939.
Portando
con una vasta experiencia en los medios, Valdivia ingresó a
colaborar en Leoplán
en
el año 1942, extendiendo su participación hacia 1943 y 1944. Las
imágenes presentadas para este magazine son de carácter figurativo
y acompañan generalmente cuentos secundarios bajo la tipología de
rurales.
En dichas representaciones el artista demostró poseer un estudio
documental de las características fisonómicas de los personajes, de
los paisajes campestres y de los vestuarios típicos del género
desarrollando además su habilidad para el dibujo de animales
particularmente de caballos.
Valdivia
fue un dibujante muy cuidadoso y preciso en retratar detalles
descriptivos del texto. Las escenas ilustradas, en la mayoría de los
casos, involucran un número importante de figuras y cada uno de los
personajes es caracterizado en relación a su fisonomía, vestimenta
o características psicológicas que presenta en relación con la
trama argumental.
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